Flore Giraud continúa salvando obstáculos en su ascenso hacia la cúspide del éxito en la disciplina de salto ecuestre. En un deporte que cada vez genera más interés a nivel mundial, Flore progresa a pasos agigantados para alcanzar el momento culmen de su carrera.
«Mantener una relación con caballos requiere mucha sensibilidad. Toca entablar con ellos una relación instintiva por todo lo que nos dan, y para ello se necesitan años de dedicación. Sienten la importancia de las grandes competiciones cuando llegan. Sienten la multitud y especialmente la adrenalina del jinete. Después de todo, les exigimos un rendimiento increíble. No lo obtenemos sin esfuerzo».
Flore Giraud
«¡Montaba a caballo incluso antes de nacer! —declara la joven, que reconoce que su pasión por la equitación le fue transmitida por su madre—. Cuando era pequeña, no me podían sacar de las cuadras. Montaba a caballo, cuidaba a los animales, limpiaba los boxes... ¡Incluso habría dormido allí si me hubieran dejado! Tuve mi primer poni, un Shetland, con solo 4 años y empecé a competir con 8». Desde entonces, el mundo se ha convertido en su terreno de competición favorito tras varios éxitos en los grandes premios nacionales e internacionales, como el Knokke, el Equitalyon o el Wellington en Florida o el Longines Masters de París 2019.
Flore entrena en el acaballadero familiar de Lécaude, situado cerca de Deauville, en Normandía. Las instalaciones, de alta gama, están equipadas durante toda la temporada con un picadero, un spring garden y un spa. Los caballos, «los verdaderos atletas», como le gusta precisar a Flore, solo merecen lo mejor: por ejemplo, reciben masajes para aliviar los músculos, que tanto trabajan. «Pasa exactamente lo mismo que en la Fórmula 1. Edward Levy y yo somos los jinetes del acaballadero, pero el equipo está formado por todo el personal que nos rodea, como los técnicos de los puestos de repostaje». La mente representa el 90 % del deporte y Flora tiene su propio entrenador mental. «Se convierte rápidamente en un círculo virtuoso de éxito, actitud positiva y gestión de las épocas de desánimo».
Cuando Flore conoció a Amanda Mille, todo encajó de inmediato. Ambas comparten la misma visión acerca del papel de la mujer en el ámbito de la competición internacional. «Que exista un deporte en el que se compite en igualdad de condiciones con los hombres es algo prácticamente excepcional. Además, el compromiso de la marca con el detalle me causó muy buena impresión. Nuestra actuación dura apenas un minuto, pero detrás hay años de preparación. Cada centésima de segundo cuenta. Me fascina la precisión infinita que requiere la perfección». El modelo RM 07-01 de carbono TPT® la acompaña en cada competición. Flore aprecia especialmente su absoluta ligereza y la comodidad de sus curvas. La joven francesa está deseando afrontar sus nuevos retos. Y no nos equivoquemos: ¡Flora tiene la firme intención de superar todos los obstáculos que se interpongan en su camino!