Mutaz significa «orgulloso» en árabe. Y qué mejor nombre para el atleta catarí cuyos logros no dejan de llenar de orgullo a sus compatriotas. Mutaz Essa Barshim ha pasado a la historia como uno de los mejores atletas contemporáneos, el príncipe del salto de altura.
Mutaz regresó de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 con la medalla de bronce. Este joven esbelto, que realmente disfruta entrenando para rebasar el listón colocado a 2,40 metros de altura, siempre ha tenido muy claro su sueño: la gloria olímpica. Su plata en Río puso el listón muy alto. En 2014, resultó victorioso en el Campeonato Mundial de Atletismo en Pista Cubierta en Sopot (Polonia) y, en el mes de septiembre del mismo año, batió su propia marca en el Memorial Van Damme en el Estadio Rey Balduino de Bruselas (Bélgica). La mejor ejecución de Mutaz Essa Barshim de aquel año lo catapultó a la fama y batió un nuevo récord en Asia. Con su salto de 2,43 m se aproximó al récord mundial de salto de altura que batió en 1993 el legendario atleta cubano Javier Sotomayor, 2,45 metros.
Richard Mille no quiso perderse ni un detalle de los Juegos Olímpicos de Río 2016, y fue allí donde conoció a Mutaz. Fue entonces cuando se fraguó el concepto del RM 67-02.
«Hablamos concretamente de hacer que fuera extraordinariamente ligero, flexible y muy fino, que no me distrajera durante los saltos. Me ha ayudado mucho para afrontar el reto que supone competir en los Mundiales y grandes estadios de todo el mundo. Lo que quiero es poder sentir que el reloj es una parte de mi cuerpo, de mi piel, una parte de mí. Mi disciplina exige que me entregue a fondo físicamente: tengo que pesar poco y mis pasos han de ser extraordinariamente precisos, igual que mi reloj. Mi cuerpo es el único instrumento que tengo para este deporte; no utilizamos palos, raquetas ni ningún otro elemento externo. En ese sentido, lo que hago es algo muy "puro": estoy solo ante peligro. Quiero que mi reloj sea igual, es decir, muy puro, muy preciso, perfectísimo y, al mismo tiempo, lo más ligero posible y totalmente fiable, intachable».
Mutaz Essa Barshim
Sus triunfos han logrado batir récords tanto en Catar como en todo el mundo. Su técnica es, cuando menos, peculiar: se impulsa con la pierna izquierda ejecutando el salto Fosbury, que consiste en saltar hacia atrás arqueando el cuerpo por encima del listón. Un auténtico espectáculo que solo un perfeccionista técnico como él es capaz de ofrecer. Tras su oro en el Campeonato Mundial de Atletismo de Londres de 2017, fue galardonado con el merecido premio al mejor atleta masculino del año de la IAAF.
«En el salto de altura el tiempo es algo fundamental: que un salto sea bueno, extraordinario o malo puede depender de una diferencia de centésimas de segundo en la coordinación y la aproximación. Pero no todo depende de ello, el ritmo también se vuelve determinante a medida que te vas acercando al listón».
Mutaz Essa Barshim