Su creación vino motivada por el deseo de disfrutar de una competición deportiva desafiante compuesta por varias regatas costeras y de altura. Este evento único ofrece a los preciosos yates clásicos que participan y a sus dueños la oportunidad de expresarse en el mar y de demostrar todo el potencial de las embarcaciones.
«Estos veleros de principios del siglo XX se diseñaron y construyeron específicamente para ofrecer velocidad. Y me encantan este tipo de atributos extremos. Su belleza y eficiencia complementan a la perfección su excepcional carácter. Son preciosos se miren por donde se miren: sus líneas, las velas, los mástiles… Hasta el más mínimo detalle resulta excepcional, pues cada elemento tiene su función. Estos yates construidos con materiales nobles tienen alma. Estos barcos y nuestros relojes se asemejan en muchísimos aspectos. Por supuesto, son de épocas distintas, pero surgen de la misma filosofía».
Richard Mille
El encuentro, al que solo se puede asistir con invitación, es un evento exclusivo. Los rigurosos criterios de selección van en la misma línea que los de la elegante competición automovilística. Los yates seleccionados deben datar de antes de 1939 o ser réplicas estrictamente fieles de embarcaciones de la época. Asimismo, el tamaño mínimo para acceder a la competición es 10 metros de eslora de flotación.
Entre los veleros que han tomado la línea de salida figuraban algunos diseñados por William Fife, incluido el Moonbeam IV, uno de los pocos grandes cúteres de cangreja clásicos que siguen navegando, considerado uno de los yates clásicos más bellos del mundo. Este velero, que se alzó ganador de la prestigiosa King’s Cup en 1920 y 1923, ha navegado junto a otras joyas de Fife como el Mariquita, el Moonbeam 3, el Altair, el Tuiga y el Lady Anne, además de otros yates clásicos como el Mariette, el Atlantic, el Kelpie y el Thalia.
El trofeo de la Richard Mille Cup mide un metro de altura y es de plata de ley. Su diseño se inspira en la elegancia de los yates que han competido por alzarse con la victoria. El moderno diseño de Garrard captura el detalle y el movimiento de las velas sobrevolando las olas. Dado que la copa de la Richard Mille Cup es un trofeo perpetuo, el ganador recibe una réplica de 40 cm de alto igualmente elaborada por Garrard.